Columna | Los desafíos del envejecimiento y la innovación: lecciones de un año transformador
5 de Marzo de 2024
Por Carlos Román Aránguiz, Director Ejecutivo de SeniorLab UC
El 2023 fue un año arduo para todas y todos quienes trabajamos en generar valor para una sociedad que experimenta un envejecimiento cada vez más acelerado. Ante la evidencia, no podemos ignorar el cambio demográfico ni perdernos la oportunidad de atender 4 elementos que serán cruciales este 2024: la educación financiera, la brecha digital, la integración intergeneracional, y el bienestar y la salud.
Primero, es ineludible la necesidad de potenciar nuestra educación financiera. El año, que recién nos deja, nos ha recordado que la estabilidad económica no solo es un confort, sino un pilar fundamental en el viaje de cada persona. Nos enfrentamos a una realidad en la que gran parte de la población mayor se encuentra en situaciones de empobrecimiento y es un hecho innegable que un adulto empobrecido se traducirá en una persona mayor en situación de vulnerabilidad. De acuerdo con el reporte de octubre de 2022, del Observatorio del Envejecimiento para un Chile con futuro (UC-Confuturo), más de 8.300 personas sobre los 50 años viven en la calle, mientras que al año 2022, el 19% de las personas mayores experimentaron pobreza multidimensional, según los resultados de la Resultados Encuesta Casen 2022. Ante este complejo escenario, la urgencia de abordar la situación se hace evidente, de lo contrario nos encaminamos hacia un panorama cada vez más desafiante.
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El 2023 nos ha dejado claro que la falta de conectividad discrimina e impide que las personas mayores participen plenamente en todas las esferas de la sociedad.
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En segundo lugar, la brecha digital sigue siendo una asignatura pendiente, especialmente para aquellos que no crecieron con pantallas y clics como parte natural de su entorno. A través de los distintos programas implementados durante el último año, hemos aprendido que aún tenemos la oportunidad de desarrollar soluciones inclusivas. Soluciones que no solo busquen reducir la brecha digital, sino que permitan a todas las personas, independientemente de su edad, navegar con autonomía y empoderamiento en un entorno cada vez más digitalizado. A la fecha, un 21% de las personas mayores aún no se han adaptado a la tecnología, según el estudio Radiografía Digital ClaroVTR, y la percepción mayoritaria es la de tener habilidades limitadas para utilizar las TICs, de acuerdo con los datos entregados por la Sexta Encuesta Nacional de Calidad de Vida en la Vejez (UC-Caja Los Andes). El 2023 nos ha dejado claro que la falta de conectividad discrimina e impide que las personas mayores participen plenamente en todas las esferas de la sociedad.
Como tercer tema, la integración intergeneracional se perfila como esencial en un contexto donde la sociedad parece cada día más fragmentada. La riqueza de las conexiones que surgen cuando diferentes generaciones se conectan y aprenden entre sí, es una ventaja al momento de enfrentar tareas en, por ejemplo, ambientes laborales. Además, desafía a todas y todos desde los prejuicios y edadismos, que no solo existen de los jóvenes hacia los mayores, sino que también desde los mayores hacia los más jóvenes. La sinergia entre generaciones se fortalece justamente en esas diferencias y encuentros. En este sentido, las innovaciones que fomentan el entendimiento mutuo y el intercambio de experiencias se vuelven esenciales, recordándonos que cada etapa de la vida tiene algo que aportar, generando y difundiendo nuevas perspectivas sobre el envejecimiento y los diferentes momentos de la vida, comprendiendo la vida como un ciclo en el que cada etapa contribuye con su propia riqueza, y es esta diversidad la que enriquece a la comunidad en su conjunto (Colaboración Intergeneracional frente a los Retos de la Transición Demográfica, 2023).
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La integración intergeneracional se perfila como esencial en un contexto donde la sociedad parece cada día más fragmentada.
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No quiero concluir esta reflexión sin destacar la vital importancia del bienestar y la salud, con un enfoque especial en las personas mayores. En un año marcado por la tendencia de ‘vivir hasta los 100 años’, es crucial reconocer que el envejecimiento positivo va más allá de una frase de moda: es una filosofía que abraza la idea de que cada año, cada década, nos brinda la promesa de nuevas experiencias y un continuo crecimiento personal. Durante el transcurso de este 2023, hemos aprendido a apreciar más que nunca el valor del autocuidado para un buen vivir, permitiéndonos habitar nuestro entorno diario con renovada vitalidad y un sentido más profundo de propósito.
Es urgente cambiar nuestra mirada y eso requiere de una transformación cultural importante. Todas y todos podemos ser agentes activos de este cambio, para que cada generación aporte con su singularidad y diversidad, e impulse una sociedad y economía que valore y aproveche la experiencia de todas y todos.